DÉCIMO SÉPTIMO CUENTO. Patadas al Sol.

Seis en punto. Empezó a rugir el maldito despertador, ¡ese vil hijo de puta! Tú te levantaste de la cama de una forma que casi me dolió. Me asusté. Te vi agarrar el diabólico artefacto y estrellarlo en la pared deseando que la atravesara y se fuera a otra dimensión; sin embargo, el reloj impactó rabiosamente contra el pálido muro —justo debajo de la réplica del "Bleu II" de Miró— y se hizo trizas. El antiguo despertador quedó esparcido por el espacio de aquélla, la que entonces era mi habitación.

Contemplé todo desde la cama. Una onírica y surrealista escena que, al no poder distinguir entre real o fruto de mi imaginación, me otorgó el papel de simple espectador, sin poder presentar ninguna reacción acorde a lo que estaba sucediendo.

Eran las seis de la tarde. Una alarma, accionada por el arribar de un par de agujas a una posición concreta de la esfera del reloj, nos hizo despertar de aquel sueño.

Seis y cinco minutos. El Sol se iba, poco a poco, sonrojado... El Sol se iba. Me pediste que me fuera con él. Ninguna patada pudo dolerme más en toda mi vida.

Ni siquiera me vestí. Bajé de la cama, descalzo. Bajé a la calle y empecé a andar, desnudo, descalzo, vacío... La calle estaba llena de gente, pero a mí no me vio nadie. Dejé de existir en ese momento en que el puto despertador decidió amargarnos con su grito. «Ha llegado tu hora», parecía decir. «¡Desaparece!», y desaparecí de tu vida para siempre; y desaparecí de mi vida. Y nunca más volví a ser yo; y nunca más volví a ser...

Bleu II. Joan Miró.


Escrito el 13 de Noviembre de 2010.

Este relato surgió de madrugada. Muy de madrugada. Fue al finalizar el concierto de ‘Rulo y la Contrabanda’ (Anteriormente ‘La Fuga’) en una noche que fue bastante buena, pero en la que me entró una repentina angustia tardía. Me gusta este grupo. Siempre he hecho hincapié en lo tristes que son sus canciones, manque pese a ciertas personas. Jajaja. En dicho concierto, Rulo, el cantante, totalmente en solitario, sin más compañía que la de su guitarra, tocó una canción que no esperaba: "La balada del despertador". Al llegar a casa, tras el concierto, no podía quitármela de la cabeza, así que me senté frente al ordenador y salió esto de entre sus teclas.


PD: Como dije, éste es el primer relato inédito y el último escrito tiempo antes de su publicación (el último por tanto, en que figurará la leyenda de "Escrito el...", ya que el resto, serán escritos el mismo día de su publicación) así que, a partir de ahora, no sé por dónde se irán los designios de "Inspiração", paranoias y demás. Yo, me despido por hoy.

Salud. Tomás.

2 comentarios:

  1. "enemigo del caloor" (8)
    aquella noche... LA noche! aiis... creo que no se me olvidará en la vida (la cara del portero, me refiero ¬¬) jajaja
    afortunadamente tdo salio de maravilla.
    Me gusta el relato =)
    normalmente... yo soy de las que lo estrellaria cada vez que suena :)

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  2. Ay madre, pero si ya se me había olvidado cotillear tu blog!! En qué estaría yo pensando... Jejejje.
    Gracias por tus alagos :P
    Tú que tal el fin de año? Y el inicio del año? Bueno, seguro que de lujo. Ahora ya me queda poquito para volver, así que a ver si hacemos una preocu-reunión en valencia...Jejje
    Pura birra.

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