PRIMER CUENTO. El marinero Manuel.


Amarró el barco, apagó las luces y entró en el bar del muelle. Él era un extraño, pero en cuanto tuvo oportunidad de hablar con ella, con la más bella camarera que sus ojos se deleitaron en observar jamás —y después de un rato compartiendo impresiones, sonrisas y miradas—, comprendió que allí estaba su casa; que no nació si no para eso, para vivir el tiempo que le quedaba junto a aquella mujer. Ésta es la historia de cómo el marinero Manuel cambió de puerto.


Puerto de Cádiz. Finales del Siglo XVIII.


Escrito el 26 de Octubre de 2008.

Fue la primera vez que, en lugar de escribir un poema en una servilleta, o hacer unas viñetas en las hojas de una libreta, "narré" algo de ficción. En aquella ocasión, el micro-relato surgió de un estado emocional frágil tras el cese de una relación; la principal fuente de inspiración-incitación a escribirlo fue una bella canción de Raimundo Amador. Esta canción me transportaba al Cádiz que vio partir a la Armada Invencible antes de ser vencida en Trafalgar, un Cádiz de tabernas, putas y borrachos en el puerto... Un Cádiz en el que una gitana podría cantar una copla a la luz de un farol y enamorar a cualquier marinero que pasara por allí el día de su permiso.


Salud. Tomás.

2 comentarios:

  1. No sale en ninguna parte el comentario que te dejé, o al menos, creí dejarte antes.
    Hola de nuevo, encantada de volver a saludarte. Echaba de menos los intercambios de comentarios contigo.
    Comprobarás que pese a abandonar el mundo fotolog, te seguía leyendo ocasionalmente. Así, cuando he visto que te has hecho blogger, ha sido una gran alegría para mi.
    Sigue con tus relatos de media noche que se echan de menos, a 2000 km y una hora de distancia.
    Un beso

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  2. Siempre me han parecido inspiradoras las historias de piratas, y que por más que sea algo medio típico el tema del amor entre el pirata y la camarera creo que cada vez que es revivida la historia tiene un toque diferente y único. La narración es genial =)

    El primero va!

    Se despide...

    Calipope

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